Las malas noticias se acumulan mes a mes para la economía argentina. Después de la fuerte desaceleración de la inversión en el segundo trimestre y la disminución del consumo, es el turno de comercio exterior para continuar a bucear. Un déficit comercial de 7.635 millones de dólares y ese resultado se conformará en déficit comercial (nominal) más elevado de la historia, medido en dólares corrientes.
La Argentina tuvo en los últimos 100 años déficit comercial anual sólo en 27 oportunidades, y desde que se inició el siglo XXI nunca había sufrido déficit comercial en la balanza de bienes.
El último año con déficit comercial en la balanza de bienes argentina había sido 1999 (con -2.199 millones de déficit) y antes -sólo por computar los últimos 25 años- había tenido déficits en 1998, 1997, 1995, 1993 y 1992.
En verdad, Argentina padece pocos déficits bilaterales (relaciones comerciales negativas con países), pero ellos son muy altos, y conviven con muchos superávits (no tan rele-vantes).
Por lo tanto, Argentina está la crisis, que no es solo una crisis en las finanzas públicas. Nuestro país se ve afectado por un triple déficit: financiero, crecimiento y competitividad que el gobierno no puede tomar en consideración. Sin embargo, es urgente actuar so pena de ver a nuestro país sufrir un retraso irresistible en términos de competitividad-calidad.
Nuestro país no está condenado a sufrir un aumento en los déficits comerciales año tras año. De 1992 a 2001, la balanza comercial tuvo superávit. Argentina debe seguir una política industrial coherente y ambicioso cuyo objetivo no es la reducción de los costes laborales, los cuales solo encerrarnos en sectores de bajo valor añadido, sino para permitir la mejora de nuestra producción y la constitución de canales sólidos
Este es el objetivo del Frente para Victoria . En 2012, crearemos agencias regionales de innovación, junto con el Banco de Inversión Pública; enfocaremos el crédito tributario de investigación sobre el gasto en I + D de las PYMES con mas de 2.000 empleados y hacia las empresas industriales estratégicas y la soberanía; promoveremos la formación de empresas intermedias, un vínculo clave para el desarrollo de las industrias y, para fomentar la inversión, modularemos el impuesto a las sociedades basado en la inversión de los beneficios en la herramienta productiva. La recuperación económica, la creación de empleo y el alcance nacional requieren estas soluciones.
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